El origen de esta leyenda se encuentra en una fosforescencia que se ve en cerros y quebradas del noroeste argentino, durante los meses secos.
La leyenda sostiene que este es el farol de Mandinga (el Diablo con forma humana) y que su aparición indica sitios donde se esconden tesoros. Se afirma que la luz sería el espíritu del antiguo y difunto dueño de los tesoros, en su intento de alejar a los curiosos.
Fuente: https://www.ejemplos.co/texto-narrativo/#ixzz8rg6FE7yW
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